Virtuosismo narrativo
En el prólogo, dos hombres reciben alborozados la noticia de que un parto ha ido bien: niña y madre se encuentran perfectamente. Cuando uno dice ser el padre de la primera y el otro, el marido de la segunda nos preparamos para una típica comedia de triángulo y a continuación hay un flashback destinado, en efecto, a explicar el lío.
Pero, junto a este movimiento retrospectivo, se produce otro lateral mucho más original: esos dos hombres y sus parejas protagonizan una película y simultanean sus funciones de personajes reales con las de intérpretes de una ficción; los cuatro son los actores de una comedia romántica y de una especie de reportaje sobre el rodaje de esa comedia.
El ilustre tema del cine dentro del cine se perfecciona de forma insólita y admirable, porque lo mejor es el paso de uno a otro plano cuando, por ejemplo, la acción continúa aun cuando uno o todos los intérpretes salen del decorado y se mueven entre las cámaras y los focos, dejando de ser los personajes para recuperar la condición de personas.
No puede haber mayor artificio y el gran mérito de Gay es resolverlo con la mayor habilidad y fluidez con paradójica naturalidad al seguir al tiempo las enseñanzas de Rohmer y las del Woody Allen romántico y fantasioso homenajeando la comedia sofisticada americana de los años 50 con el caso de una mujer empeñada en ser madre que recurre a un amigo para quedar embarazada, queriendo ser éste algo más que padre donante, mientras que un íntimo de la pareja, a su vez emparejado, se siente atraído por ella.
Lo +: La absoluta libertad y el desparpajo con que está realizada, permitiéndose libertades en principio distantes.
Lo -: La escasa gracia que tienen los diálogos, así como la nula de la pareja de intérpretes masculinos.
viernes, 17 de julio de 2009
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